De esta definición podemos decir que la misericordia de Dios encuentra al hombre como un miserable pecador y lo socorre. Está es la condición en la que naturalmente nos encontramos. Muertos en pecados y delitos, siendo culpables de nuestra rebelión, perdidos, arruinados, engañados y condenados. La Misericordia se muestra a nosotros en el trato compasivo que Dios nos da, aunque en dicha condición, nos encontrábamos siendo sus enemigos, ese trato consistió en que Dios no nos dio la justa condena que merecíamos, sino su salvación.
La Escritura nos muestra la manera en la que Dios manifiesta su misericordia en la creación y a su pueblo especial.
1. Dios muestra una Misericordia General. Podemos afirmar por la escritura que esta misericordia general de Dios, se extiende, no sólo a todos los hombres creyentes y no creyentes, sino también a la creación entera (Sal 145:9; Hech 17:25; Mat 5:45).
2. Una Misericordia Soberana. Esta misericordia está reservada para los herederos de la salvación, sus escogidos, dada a través de la obra de Cristo. Es una misericordia extendida y otorgada para la salvación de los pecadores. (Rom. 9:15, Tito 3:5)
El trato de Dios con su creación es por pura misericordia (Lam 3:22). Misericordias que son: Grandes (1Reyes 3:6) Muchas (Sal. 119:156) Ricas y eternas (Efe 2:4) y nuevas cada mañana (Lam 3:23). Las buenas noticias para nosotros es que podemos recibir los amplios beneficios de esa misericordia a través de Jesucristo. Él nos llama a venir y confiar en su obra perfecta.
Él murió por nuestros pecados y ahora con su sangre eficaz puede perdonarnos y limpiarnos de toda iniquidad. Podemos día a día conocer al Dios de gran Misericordia y contemplar en asombro y adoración cómo su mano misericordiosa nos socorre en todo momento.
"Él nos ha mostrado su gracia al salvarnos de la condenación por medio de su Hijo, aunque nuestra condenación es justa, La gracia de Dios se ha manifestado al darnos salvación gratuitamente por la fe en Cristo Jesús"
